Uno de los elementos fundamentales de las empresas de logística y transporte es el almacén. De hecho, cualquier problema en el almacén repercutirá negativamente en el resto de áreas de la empresa. Sus funciones principales son las de almacenar materias primas, productos terminados, semiterminados, mercaderías o paquetes en tránsito.
En lo que concierne a las compañías de transporte de mercancías, el almacén de tránsito es el más utilizado. Suelen ubicarse en lugares geográficos estratégicos para facilitar la entrega de mercancías a destinos a los que se tarda en llegar más de una jornada. Estos recintos suelen contar con sistemas de almacenaje simples, ya que la recepción y expedición de artículos son tareas continuas.
La gestión de almacenes es el proceso de recepción, almacenaje, traslado dentro del propio edificio y expedición de productos terminados o materias primas hacia su destino definitivo. Los almacenes de mercancías deben organizarse acorde a una serie de principios básicos, como su custodia por una única persona —el jefe de almacén— y el registro diario de todas las entradas y salidas de artículos. Además, los materiales o mercaderías se deben almacenar según su forma, tamaño y naturaleza, señalizando con rótulos o tarjetas las diferentes ubicaciones.
Regla de oro de los almacenes logísticos: solo el personal asignado tendrá acceso a ellos
Mozos, carretilleros y jefes de almacén de empresas de logística deben reunir una serie de requisitos para que la eficacia y eficiencia del almacenaje sea máxima. A cada empleado le será asignada una tarea específica, entre ellas descargar, recepcionar, revisar, ubicar, contabilizar informáticamente o expedir mercancías. El auxiliar o mozo de almacén debe reunir unos requisitos básicos para desempeñar su labor: honestidad, responsabilidad, iniciativa y dotes para el trabajo en equipo. La destreza y la fuerza física también son factores destacables a la hora del manejo tanto de maquinaria como de los bultos almacenados.