La pandemia por la COVID-19 ha puesto en jaque a buena parte del planeta. Son numerosos los países que se han visto obligados a cerrar sus fronteras por tierra, mar y aire. Lo han hecho para evitar la expansión de los contagios. Sectores como el del transporte aéreo han sido los mayores afectados por la crisis sanitaria, sufriendo importantes consecuencias.
Su evolución a lo largo de los últimos meses no deja de llamar la atención por la gran caída experimentada. También por su adaptación a la nueva situación generada.
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Caída de los volúmenes de carga
A la más que significativa reducción de vuelos internacionales, hay que sumar la imposibilidad de fletar aviones con pasajeros. Así viene sucediendo desde el pasado mes de marzo. Los pocos que se han podido llevar a cabo han sido organizados por los gobiernos. ¿Cuál era su objetivo? Repatriar a aquellos ciudadanos que se habían quedado atrapados en otras naciones por el cierre del espacio aéreo.
No hay que obviar que el descenso de tráfico aéreo, en exportación e importación, también hace saltar las alarmas. Y no es de extrañar. En lo que va de año, se registran caídas porcentuales históricas.
En España, este descenso asciende a un 19,3 % menos con respecto al mismo periodo de 2019. La tendencia actual promete, al parecer, acuciarse en las próximas semanas, mientras la sombra del coronavirus continúe alargándose.
Protagonismo del transporte de material sanitario
Ante este escenario, el transporte aéreo se centra hoy por hoy en la carga de mercancías. El material sanitario ha adquirido un destacado protagonismo. Este tiene, en buena parte de los casos, a China como punto de partida de los vuelos que se llevan a cabo. Su destino no es otro que los aeropuertos más importantes de países de diferentes continentes.
A diario sobrevuelan el cielo decenas de millones de mascarillas y otros materiales de tipo sanitario. Están destinados, en su mayoría, tanto a centros médicos como a los gobiernos de distintos países y regiones. Viajan a bordo de aviones de carga. También en aviones comerciales que han sido reconvertidos para adaptarse a la nueva situación generada por la pandemia.
Un corredor aéreo sanitario
Algunos operadores aéreos han optado por crear lo que ellos mismos han dado en llamar un corredor aéreo sanitario. Este discurre entre China y puntos tan distantes como España. A este país se han sumado posteriormente Estados Unidos y diversas urbes de Latinoamérica. Su número podría continuar creciendo.
Este corredor contabiliza ya decenas de vuelos que, previsiblemente, continuarán circulando desde el gigante asiático. Su fin es surtir de esos elementos de uso imprescindible a la hora de evitar contagios a cuantos los demanden. Llegarán a cualquier lugar del mundo.
Guantes, mascarillas y otros equipos de protección individual son solicitados con premura. Lo mismo ocurre con los respiradores para pacientes contagiados por la COVID-19 e ingresados en la UCI. Todo este material encuentra en el transporte aéreo la solución más adecuada. Es el modo de poder llegar con la mayor rapidez posible al aeropuerto que sea preciso.