El mercado de fletes marítimos en el Transporte internacional es uno de los grandes desconocidos del comercio pese a ser una verdadera potencia en el Transporte de mercancías, de bastante más relevancia -en una economía globalizada- que el Transporte terrestre.
Para conocerlo hay que empezar por lo básico: ¿Qué es un flete marítimo? Uno de los dos regímenes que básicamente se reparten este mercado. El flete se suele utilizar, básicamente, para transportes de gran volumen. Por ejemplo graneles sólidos (materias primas en general como cereales), graneles líquidos (el rey es el petróleo) o productos manufacturados que se transporten en cantidades industriales. Aquí, el ejemplo podrían ser los coches o los electrodomésticos fabricados en Asia (Corea del Sur, China, Japón, Filipinas) que viajan hacia Europa o Estados Unidos.
El otro régimen de transporte marítimo es el de línea regular (liner, en inglés, también la lengua franca en el mundo del Transporte marítimo). Este da servicio a los transportes de carga general (casi siempre en containers, esa estampa dominante en los puertos de casi todo el mundo) y acarrea mercancías con mayor margen de beneficio que los fletes. La línea regular suele tener tarifas fijas, el barco hace varias escalas y es un servicio previsible, es decir, las rutas y precios son estables y permiten hacer planificaciones a medio-largo plazo.
En definitiva, el mundo de los fletes marítimos se parece algo más al Transporte terrestre, donde, en ocasiones y según mercados, el precio de un Camión completo puede variar según la oferta y la demanda. El precio -al estilo de la bolsa- se basa casi siempre en tiempo real cruzando oferta y demanda. El mercado es muy transparente y tiene índices cuyo desplome de precios -por ejemplo, el Dry Baltic Index, con sede en Londres- predice futuras recesiones o parones de la economía.