La situación de crisis económica mundial ha hecho variar la forma de trabajar en muchos sectores de actividad. Este es el caso del transporte internacional, ya que el nuevo escenario ha obligado a adaptar otras fórmulas. En el transporte terrestre, cada camión va completo cuando circula por las carreteras; en cuanto al transporte marítimo, la evolución será más lenta pero llegará para quedarse.
Los expertos apuestan por la construcción de buques de mayores dimensiones, pudiendo así transportar más carga en un solo viaje. Esto supondría una reducción del número de buques con los que cuentan las flotas, a la vez que estas estarían dotadas de una mayor capacidad de transporte. Esto, como es lógico, supone una reducción de costes considerable.
Si estas predicciones resultan ciertas, las administraciones deberán prepararse para invertir en infraestructuras portuarias, puesto que los puertos actuales no están, en la mayoría de los casos, adaptados para buques con una capacidad mayor a 18.000 TEU (contenedores normalizados), y según se prevé, los buques que surcarán los mares en los próximos años tendrán capacidades que rondarán los 24.000 TEU.
Otra de las apuestas del sector de la logística y el transporte de mercancías para los próximos años será el transporte intermodal, combinando 2 o más medios para mover los productos. Pero esta combinación deberá realizarse de manera coordinada y planificada con esmero para que los transportes se realicen en el menor tiempo posible.
Este tipo de transporte tiene otras ventajas, como el evitar pérdidas o robos, la reducción del tránsito de mercancías, el coste de las operaciones o las distancias acortadas, optando por el medio más eficiente desde un punto a otro de la ruta.
En resumen, las empresas se afanan por desarrollar estos nuevos métodos de transporte, construyendo buques de mayores dimensiones, optimizando rutas y logística para que la distancia entre fabricante y cliente se reduzca al mínimo.