El suministro de las grandes marcas y empresas conlleva un proceso, en ocasiones, complejo, que necesita que todas sus partes cumplan a la perfección para dar como resultado la elaboración de un producto o la entrega en fecha para el cliente. Ello requiere que el transporte de mercancías, ya sea transporte internacional o nacional, sea planificado a conciencia.
La cadena de suministro comprende no solo la red de transporte marítimo o transporte terrestre necesaria, sino que, además, sean planificadas todas las actividades relativas a buscar, obtener y transformar los productos. Es preciso que todos los socios se coordinen y colaboren entre sí para que el transporte de mercancías se produzca correctamente y en plazo previsto.
La cadena integra, dentro y fuera de la empresa, la oferta y la demanda y convierte el modelo de negocio en algo coherente y que genera un alto rendimiento. Incluye todos los procesos de gestión y logística (transporte internacional o nacional) y está presente en cada fase.
Las empresas de logística realizan grandes esfuerzos para que resulte lo más eficiente posible. El abastecimiento constituye una de las tareas fundamentales. Por este motivo, intentan minimizar los costes, sin posibilidad de incumplir los plazos, motivo por el cual no siempre se carga el camión de transporte completo.
Las cadenas de suministro requieren de una excelente sincronización, pues cualquier fallo repercutirá tanto en los procesos anteriores, como en los siguientes, al ser un flujo continuo. Estos flujos están entrelazados. Participan varias empresas, en busca de sus propios intereses. Buscan o aportan productos en distintos momentos de su fase de producción.
Cuantas más empresas son las que participan, más complicado de conectar resulta el flujo. La búsqueda de los máximos beneficios por cada una de ellas da lugar a que no pueda producirse ningún fallo durante el proceso, pues esto puede derivar en multitud de afectados.