En la actualidad, la gestión del inventario es un aspecto muy importante en cualquier negocio. Si se lleva a cabo de la forma adecuada, se contará siempre con stock y no habrá problemas de abastecimiento. Por lo tanto, la empresa optimizará tiempo y dinero y su actividad no se verá perjudicada en ningún momento. ¿En qué consiste esta gestión y cuáles son sus principales métodos?
Qué es la gestión de stocks
La gestión de stocks se puede definir como el control y regulación de la entrada y salida de productos. Permite conocer las existencias totales que hay de cada artículo. Así, la organización no tendrá problemas de desabastecimiento o mercancía duplicada. Es decir, se dispondrá de la cantidad exacta en un lugar y sitio determinado.
El objetivo de una correcta administración de la mercancía es la optimización. Primero, la de los costes, ya que solo se comprarán las mercaderías necesarias. Por otro lado y no menos importante, el espacio. Con un control riguroso, el almacenamiento será el oportuno, por lo que aumentará la rentabilidad de la empresa.
Principales métodos de gestión de stocks
Un aspecto fundamental que hay que valorar se relaciona con los diferentes tipos de gestión de stocks. A continuación, se explican los sistemas más utilizados.
Método FIFO
Este es el método que se suele emplear en los almacenes de alimentos. Consiste en vender en primer lugar los productos más antiguos (los que primero entraron). En este caso, se da prioridad a determinados artículos. Requiere un mayor espacio, pero garantiza el suministro de mercaderías.
Método LIFO
Al contrario que el anterior, consiste en sacar del stock los artículos más recientes. Así, muchas compañías apuestan por almacenar la mercancía el mínimo tiempo posible.
Stock bajo demanda
La gestión bajo demanda es aquella en la que únicamente se hace el pedido cuando el cliente lo ha solicitado. Es arriesgada, puesto que se corre el riesgo de agotar las existencias.
Existencias mínimas
Es uno de los más usados. Se realizan pedidos a los proveedores, pero siempre se cuenta con un mínimo nivel de existencias en el almacén. Eso sí, necesita un completo análisis de datos de compra y venta de cada producto. Cuando se llega al mínimo de existencias, se tramita el pedido.
Método ABC
Está dividido en tres categorías: A, B y C. La A se relaciona con los artículos de mayor consumo anual que, por regla general, son almacenados en ambientes especiales (temperatura).
La categoría B hace referencia a productos de consumo medio. Deben ser controlados de forma periódica para que no formen parte de la categoría A y C.
Por último, la C abarca la mercancía que presenta un bajo consumo, por lo que su reposición es poco frecuente. En este caso, los pedidos se realizan solo cuando se produce una venta.
Modelo de Wilson
Es un sistema fácil de implementar, aunque implica una gran supervisión. Se trata de hacer pocos pedidos con el máximo número de productos posible.
En conclusión, la gestión del inventario es muy importante para optimizar los recursos disponibles. Las empresas deben apostar por el modelo más adecuado según sus necesidades e intereses comerciales.