Dentro del sector logístico que se desarrolla por el mar, el armador es una figura clave como persona natural o jurídica que explota una embarcación. A continuación, se explica la importancia que tiene este cargo, así como las funciones que ha de desempeñar para que todo transcurra según lo previsto.
Su enorme importancia en el transporte marítimo
Aunque no tiene por qué ser el propietario o el capitán del buque, su relevancia es alta en el contexto de la cadena de distribución de bienes y mercancías. Por supuesto, existen casos en los que estas funciones coinciden. Por lo tanto, puede ser el dueño de la embarcación y desempeñar las tareas habituales en ese ámbito comercial.
Principales funciones
Las labores del armador en el transporte marítimo son numerosas. En primer lugar, es el encargado de equipar el buque. Esto significa que debe asegurarse del aprovisionamiento de los equipos tecnológicos y de otros elementos imprescindibles para la correcta operatividad. Entre ellos, cabe mencionar los alimentos para los trabajadores y los instrumentos para la navegación.
Por otro lado, ha de ocuparse de contratar un capitán y una tripulación cualificada y profesional. Evidentemente, esto es imprescindible para que el navío pueda desarrollar su actividad con los diferentes puestos de trabajo bien cubiertos.
En cuanto a la gestión de los clientes, es tarea suya reunirse con ellos para entablar las negociaciones. Por lo tanto, entre otras funciones comerciales, gestiona las condiciones de los contratos y de las tarifas que se deben aplicar en cada caso al transporte de la mercancía.
Además, tiene que encargarse de tramitar los certificados reglamentarios, por lo que ha de mantener al día los permisos que se necesitan para salir a navegar. Esto significa cumplir con las regulaciones existentes en cada país.
E incluso asegurarse de que tanto el capitán como los tripulantes tienen sus papeles en regla para evitar cualquier problema legal en los países donde atraca el buque.
Otra función muy importante que desempeña tiene que ver con mantener en todo momento operativa la embarcación para prevenir imprevistos. Las tareas en este sentido también pasan por su dirección, de forma que se han de ir subsanando los daños que puedan producirse durante los trayectos. Asimismo, debe garantizar que se cumplen todos los protocolos de seguridad. Especialmente los relacionados con el tratamiento o el manejo de mercancía delicada o peligrosa.
En caso de que se produzca alguna emergencia, tiene que saber actuar rápidamente y estar bien coordinado con la tripulación para dar respuesta a los problemas. Además, una de sus tareas constantes consiste en ir actualizando los procedimientos y protocolos de actuación. En la prevención de riesgos, los planes de contingencia para evitar accidentes laborales tienen que estar bien establecidos.
En definitiva, todas estas son las funciones del armador. Como se ha podido comprobar, desempeña un papel clave en el transporte marítimo. Siempre con fines comerciales y en el marco del transporte nacional e internacional, si sabe cumplir perfectamente con todas las tareas que le corresponden, cada trayecto transcurrirá con éxito.