Por lo general, las empresas que se dedican al transporte internacional intentan optimizar los recursos para lograr un ahorro de costes. Cualquier empresa de transporte de mercancías busca optimizar el cubicaje en sus cargas, es decir, completar la capacidad de sus vehículos para ofrecer el mejor servicio al menor coste económico, a la par que respetando la normativa vigente sobre transporte.
Esta práctica es sumamente importante para aquellos que se dedican al transporte terrestre, pero por los gastos que conlleva, aún más para los transportes marítimos y aéreos. Un buen cubicaje es también positivo para quien envía o recibe la carga por mejorar las maniobras de carga y descarga de los productos, disminuir los tiempos de entrega y agilizar la distribución de mercancías.
El cubicaje debe ser planificado con anterioridad a la carga de las mercancías. Desde el momento de la optimización del embalaje en palets o contenedores ya se inicia el proceso de ajuste del reparto de la carga. Si el tamaño de los palets que se van a transportar no es múltiplo de la cifra que mide el tamaño del camión o contenedor, se estará perdiendo un espacio vital para optimizar el reparto de la carga.
Además, el cubicaje hace que el reparto de la mercancía sea mucho más ágil cuando se lleva a varios puntos: si aquello que está destinado a su descarga en primer lugar está más cerca de la salida, se acorta el tiempo de cada descarga.
El transporte de mercancías trabaja para optimizar sus recursos, lo que pasa por aprovechar al máximo el espacio físico del que se dispone; así puede minimizarse el coste unitario por producto.
Realizar un buen cubicaje también constituye una excelente aportación al medio ambiente, pues el máximo aprovechamiento de los espacios reduce la masa de camiones circulantes, minorando la contaminación.
Sin duda, el cubicaje debe entenderse como una inversión en planificación.