El transporte internacional de mercancías ha experimentado importantes cambios a lo largo de la historia. Desde los primeros camiones a vapor hasta el reinado del diésel, estos vehículos de transporte terrestre han experimentado algunas transformaciones bastante significativas hasta llegar a los modernos camiones actuales.
La evolución de los camiones de transporte de mercancías
En los primeros tiempos, antes de la aparición del vapor, los camiones se valían de caballos para realizar sus trayectos. Estos solían ser cortos, y se limitaban al transporte de la carga desde las fábricas a la estación de tren más cercana (o a la inversa).
A partir del primer vehículo a vapor (Cugnot, 1769), los primeros camiones comienzan a prescindir poco a poco de la tracción animal, hasta la aparición del primer semirremolque en 1881 (De Dion-Bouton), remolcado por un tractor a vapor.
Algunos años después, en 1885, aparece el que es considerado como el primer camión de la historia. Fue ideado por Karl Benz, y este vehículo ya se valía de un motor de combustión interna para funcionar. Un año después, el alemán Gotlieb Daimler hizo lo propio, y es a partir de entonces cuando marcas tan conocidas como Peugeot o Renault comienzan a fabricar sus propias versiones de camiones.
Estos camiones podían soportar cargas de entre 1500 y 2000 kilogramos, y utilizaban motores de dos a cuatro cilindros.
En Estados Unidos, comienza a surgir la industria del “Américan Truck”. Sus impulsores fueron Louis Semple Clarke (Pittsburg Motor Vehicle Company) y, principalmente, los hermanos Mack (The Mack Brothers Company, 1900), que fabricaron su primer camión en el año 1907.
A partir de la Primera Guerra Mundial, los camiones comienzan a usar neumáticos de caucho, incorporan fuente de frenos y arrancadores e iluminación eléctricos, y sus motores alcanzan hasta los ocho cilindros. Posteriormente, el transporte internacional de mercancías comienza a utilizar el diésel como combustible, hasta llegar a la actualidad.