En el presente artículo, hablaremos del landed cost o coste en destino, un término que todas las empresas que se dedican a la importación y exportación de mercancías deben conocer.
Cuando se exportan mercancías a nuevos mercados, resulta indispensable controlar el coste de los productos en destino. Además, a la hora de importar o exportar, los costes de inventario se incrementan.
Mantener los márgenes de beneficio de los productos resulta decisivo y puede llevarse a cabo mediante un control exhaustivo y completo del coste del producto. Por ello, es importante tener claros todos los costes asociados al envío de las mercancías.
A continuación, explicamos el concepto de landed cost y los elementos que hay que tener en cuenta para calcularlo.
¿Qué es el landed cost?
El coste en destino se define como el precio que se paga en total por un determinado producto hasta que llega al destino final, es decir, a las manos del comprador.
Este concepto hace referencia al precio que tiene un producto desde que se fabrica, y es enviado a través de un contenedor, hasta que el cliente final lo recibe.
Dentro del cálculo del coste en destino, se incluyen todos los costes que están directamente asociados al envío de ese producto como, por ejemplo, los costes del transporte, el precio original del producto, los aranceles, los impuestos, el seguro, el despacho de aduanas, los costes de embalaje, de gestión y pago y, en algunas ocasiones, los cambios de divisa.
Cuando obtenemos el total de estos gastos, podemos determinar el precio de venta final que resulte más competitivo y el margen de beneficio para cada artículo.
Elementos involucrados en el cálculo del coste en destino
No es una tarea sencilla calcular el landed cost y de no acometerse, las consecuencias pueden ser dañinas para el negocio. Si la estimación es alta, el precio puede afectar a las cifras de ventas, en caso contrario, mermar el beneficio. El coste en destino debe calcularse cuando hemos recabado todos los gastos finales.
Los elementos necesarios para calcular este coste son los siguientes:
- Producto: alude al precio neto que se paga a un proveedor por el producto e incluye los componentes y el material.
- Envío: los envíos internacionales siempre tienen un coste vinculado. A su vez, el precio del flete también lleva implícito gastos de embalaje o de gestión.
- Tasas de aduana: dichas tasas fluctúan dependiendo del país, ya que cada uno tiene su propia autoridad para implementar la monitorización de las mercancías que cruzan sus fronteras. Por tanto, son las agencias aduaneras las que se encargan de establecer los aranceles, las tarifas y las tasas aplicables.
- Riesgo: son los gastos para proteger a la empresa, a sus clientes y empleados. Todo lo relacionado con los seguros y las garantías de calidad.
- Gastos operativos: gastos relacionados con las operaciones de los empleados, el tipo de cambio, el coste de la diligencia, etc.
En definitiva, saber calcular el coste de los productos en destino resulta determinante para el éxito de cualquier negocio.