Tanto en el transporte internacional como en el nacional, efectuar un control de calidad en las mercancías antes de su embarque o transporte, es fundamental para evitar sorpresas desagradables a su recepción por parte del cliente. Las mercancías han de llegar a su destino disponiendo de las mismas características que tenían al ser entregadas para su transporte. Para garantizar esto es clave disponer de un servicio integral de control de calidad que esté presente en todo el proceso. No solo se ha de controlar la calidad y cantidad de la mercancía a transportar, sino que se ha de inspeccionar el estado del embalaje, los contenedores y los medios de transporte a utilizar, sea transporte marítimo, aéreo o terrestre, las operaciones de carga y descarga, la estiba y desestiba de las mercancías, la normativa y reglamentaciones de las aduanas y los seguros.
El cliente percibe como garantía de esa calidad una serie de indicadores, entre ellos la responsabilidad, fiabilidad, flexibilidad, seguridad, tecnología y rapidez en la realización del servicio. La forma de mantener y mejorar esos indicadores es disponer de un buen sistema de calidad y una adecuada gestión del mismo.
Un buen punto de partida es disponer de un procedimiento que se aplique en cada uno de los procesos: control de la documentación, definición de responsabilidades, elaboración y conservación de registro. Por ejemplo, la mercancía ha de ser revisada, tanto en cantidad como en calidad, y cotejada con el albarán de salida. El resultado se incorporará al registro de salida en el que habrá de constar a su vez, cualquier posible incidencia. De este modo se garantiza la trazabilidad de la mercancía.
La incorporación de nuevas tecnologías al transporte de mercancías hará el resto y mediante su aplicación las empresas serán más capaces de afrontar los retos que les plantea la logística.