El transporte de mercancías puede desarrollarse en distintos espacios: transporte internacional (destacan el transporte marítimo y aéreo) y nacional (sobresale el transporte terrestre, por ejemplo, mediante un camión completo).
Por lo que respecta al transporte que cubre largas distancias, se requieren especiales condiciones de seguridad y mantenimiento. Especialmente, cuando se exportan productos frescos (carne, pescado, frutas y hortalizas…). Sobre todo, en el caso de los vegetales, los cuales todavía se transportan vivos, son necesarias medidas que sirvan para conservar el valor de los productos perecederos. En el acondicionamiento de los vehículos de transporte juegan un papel relevante la instalación de cámaras frigoríficas y el mantenimiento, por otros sistemas, del frío.
En el transporte marítimo, destaca la utilidad de los barcos frigoríficos. Están equipados con sistemas preparados para facilitar la oportuna circulación del aire. Las escotillas laterales y correas transportadoras continuas favorecen la carga de las mercancías hasta las bodegas. En estas embarcaciones conviven las cargas a granel y paletizadas.
Por otro lado, los contenedores frigorizados constituyen una alternativa al anterior medio de transporte. Pueden contar con sistemas de refrigeración independiente (con conexión a la electricidad del barco) o conductos que se alinean con los del barco. En este último sistema, Con-Air, es el barco el que suministra la refrigeración. Las medidas más habituales en estos contenedores son las de cuarenta pies de largo y ocho de ancho.
Estos dispositivos de transporte garantizan un control de la temperatura y tienen un uso realmente funcional (se puede compartir con otras cargas que no necesiten refrigeración). Sin embargo, arrendarlos o comprarlos puede resultar caro y su manejo requiere de personal con experiencia y especialización.
En definitiva, las condiciones legales de seguridad que rigen en el transporte internacional de mercancías perecederas han de cumplirse escrupulosamente en el transporte marítimo, por el factor de riesgo que suponen las largas distancias recorridas.